Dos siglos después de haber sido descubierto el Río de la Plata, el paraje donde surgió la metrópoli uruguaya seguía siendo campo vírgen, baldío.
Como se ha llegado casi a olvidar el aspecto que presentaba la región en aquellos tiempos, en relación con su orografía y sus corrientes hidrográficas, conviene exponer brevemente los principales elementos constitutivos de aquel paisaje natural, a los que individualizaremos con los nombres que adoptaron posteriormente.
La Cuchilla Grande se prolonga desde el Brasil en nuestro territorio en dirección sur y oeste, desprendiendo un ramal que al penetrar en el actual departamento de Montevideo formaba las vertientes de los arroyos Las Piedras y Toledo. Alli se dividía en dos ramales principales.
Uno de ellos, la Cuchilla de Pereira, moría en la punta del Espinillo, en el paraje denominado Rincón del Cerro. Un desprendimiento de ella, la cuchilla del Miguelete, formaba las vertientes de los arroyos Miguelete y de Cuello o Pantanoso. A su vez la cuchilla Juan Fernández, nombre del propietario de un antiguo comercio situado en la mitad del siglo XIX sobre esta elevación, se separaba de la del Miguelete a la altura del arroyo Mataperros, pequeño afluente del Miguelete, sobre el Paso del Molino y Sayago.
En cuanto a las principales corrientes de agua, eran, y son, el Río de la Plata y el Santa Lucia, que limitan el departamento por su parte sur y oeste. Muchos de los arroyos y cañadas interiores" ya han sido entubados y cubiertos por el sistema urbano.
El arroyo Miguelete volcaba sus aguas en la bahía, luego de un curso estimado en 20 a 26 km. Sus principales tributarios eran, por la margen izquierda, los arroyos Mendoza, Casavalle, del Cerrito y Morales (Quitacalzones) y por la derecha Peñarol y Mataperros.
Otros pequeños cursos de agua desembocaban en el Río de la Plata:
arroyo Pajas Blancas y la cañada de Rocha, en las costas del Rincón del Cerro; arroyo Seco, que hoy entubado desagua en la bahía a la altura de la calle Entre Ríos; de las Canarias (Miguelete Chico) que seguía aproximadamente al final de su curso la línea de la actual calle La Paz; Arroyos de la Estanzuela y de los Chanchos, que vertian su caudal en la playa Ramírez y en las cercanías del Buceo, respectivamente; arroyos Pocitos y Malvín.
Es de interés transcribir el siguiente párrafo de la descripción del asiento geológico de la ciudad de Montevideo, escrita hacia 1807, por un informante anónimo con destino al invasor inglés: "Está situada... sobre una legua de tierra que avanza E. O., a la mar, cuyas bases son de rocas de granito común, compuesto de feldespato, mica y cuarzo, con una capa de un pie de tierra y el resto de arcilla en su mayor parte, que tendrá de espesor en la playa principal tres toesas y de aquí desciende en contorno hasta descubrir las rocas en las inmediaciones de la mar, siendo al parecer esta gran masa, que le sirve de fundamento, ser casi horizontal o con muy poca inclinación, atravesada de filones y vetas de feldespato puro lechoso que a las veces tiene 6 pies de ancho con dirección por lo regular de E. O.; y de la mejor calidad para la fabricación de porcelana."
Si se recorre rápida y panorámicamente la crónica de Montevideo, se aprecian en ella períodos bien díferenciados en cuanto al crecimiento de su población.
Desde los 34 pobladores registrados el 20 de setiembre de 1726, pasando por el padrón· de 1805 levantado por Nicolás de Vedia, que arrojaba para el casco de la ciudad la cantidad de 9.359 habitantes en 1829, a poco más de cien años de fundada, se calculaba que San Felipe de Montevideo tenía solamente una población de unos 14.000 habitantes.
Ya en plena época de la República, en 1835, tiene 23.404 habitantes y en 1843, al iniciarse el sitio, 31.189, de los cuales 11.431 son orientales y 18.897 extranjeros.
(Es de advertir que en la cifra total se incluía la gente en armas y el vecindario de extramuros refugiado en la plaza.) En 1852, ya finalizada la Guerra Grande, el Censo General Administrativo de Giró día 33.994 (18.590 orientales y 15.404 extranjeros). Posteriormente, en el periodo de treinta y ocho años comprendidos entre 1852 y 1890, la población se multiplica casi por siete. Fue el auge inmigratorio. Posteriormente, en un período de veintisiete años, de 1884 a 1911, sobrepasa con creces su duplicación. Este último año alcanza los 338.175 habitantes y en 1930 llega a 480.725.
Según los resultados del IV Censo General de Población del 16-X-1963, la población de la ciudad de Montevideo es de 1:154.465, es decir, un 44,52 % del total de la República, desequilibrio demográfico que gravita en forma creciente en los últimos años, ante el incesante éxodo rural, sobre el desarrollo económico - social del Uruguay.
Es de recordar, asimismo, que por decreto municipal del 15 de enero de 1947 se declaró zona urbana del departamento de Montevideo la extensión superficial limitada por las siguientes vias públicas o cursos de agua: Río de la Plata, arroyo Malvín, calle Isla de Gaspar, camino Carrasco, calle 20 de Febrero, camino Carrasco, avenida General Flores, camino al Chimborazo, camino José Ma. Silva, arroyo Miguelete y bahía de Montevideo. Anteriormente, en 1878, el límite lo constituía la zona comprendida por el Bulevar Artigas, y en 1887, la limitada por el bulevar Propios y el arroyo Miguelete.
Fuente: Montevideo Los Barrios Anibal Barrios Pintos