En 1872 se licita la construcción de una lÃnea férrea para el transporte de la carne, la cual correrÃa entre los mataderos ubicados en Santiago Vázquez y el barrio de Arroyo Seco, siendo luego remolcados los vagones por caballos y transitando un trayecto netamente tranviario, la empresa se denominó Ferrocarril y TranvÃa del Norte.
La Estación del Norte en Arroyo Seco, ubicada donde hoy se emplaza el Palacio de la Luz, era la estación Terminal, donde se contaba con vÃas que permitÃan desacoplar los vagones tranvÃa, sobrepasar la locomotora hacia el otro lado y acoplar de a uno los tranvÃas a los caballos, llevando la carne a ser repartida en los mercados de la ciudad.
El 25 de agosto de 1886, durante la presidencia de Santos, se inaugurarÃa el Colegio Militar, luego Escuela Militar, en un predio situado en la antigua quinta de Casaravilla, calles Agraciada y Corrientes (hoy Gral. Aguilar).
Hacia 1889, la empresa concesionaria del TranvÃa Paso del Molino y Cerro necesitó construir un llamado “ramal de escape” que le diera acceso a la estación ubicada en la Av. Agraciada, frente a la intersección con la Av. Rondeau.
En pago de tributos por el permiso, la empresa tranviaria se obligó ante el Municipio capitalino a donar los adoquines necesarios para pavimentar el espacio libre allà existente y a costear la instalación de una fuente que obraba en poder de la Junta donada por la compañÃa de Aguas Corrientes, del mismo estilo que el filántropo inglés Wallace habÃa regalado a la ciudad de ParÃs.
La fuente se instaló en la plazuela sita en la intersección de las avenidas Agraciada y Gral. Rondeau y la calle Gral. Aguilar, actualmente denominada “Plaza República de Lituania”. Por esas inexplicables decisiones polÃticas, esta fuente fue trasladada al Palacio Legislativo primero, para terminar instalada frente al Mercado del Puerto y el barrio perdió uno de sus monumentos caracterÃsticos.
En el año 1892 fue instituido el primer JardÃn de Infantes del Uruguay que comenzó a funcionar en un local pequeño arrendado en la entonces Avda. Agraciada entre Arequita y Marmarajá.
El 25 de agosto de 1886, durante la presidencia de Santos, se inaugurarÃa el Colegio Militar, luego Escuela Militar, en un predio situado en la antigua quinta de Casaravilla, calles Agraciada y Corrientes (hoy Gral. Aguilar).
Hacia 1889, la empresa concesionaria del TranvÃa Paso del Molino y Cerro necesitó construir un llamado “ramal de escape” que le diera acceso a la estación ubicada en la Av. Agraciada, frente a la intersección con la Av. Rondeau.
En pago de tributos por el permiso, la empresa tranviaria se obligó ante el Municipio capitalino a donar los adoquines necesarios para pavimentar el espacio libre allà existente y a costear la instalación de una fuente que obraba en poder de la Junta donada por la compañÃa de Aguas Corrientes, del mismo estilo que el filántropo inglés Wallace habÃa regalado a la ciudad de ParÃs.
La fuente se instaló en la plazuela sita en la intersección de las avenidas Agraciada y Gral. Rondeau y la calle Gral. Aguilar, actualmente denominada “Plaza República de Lituania”. Por esas inexplicables decisiones polÃticas, esta fuente fue trasladada al Palacio Legislativo primero, para terminar instalada frente al Mercado del Puerto y el barrio perdió uno de sus monumentos caracterÃsticos.
En el año 1892 fue instituido el primer JardÃn de Infantes del Uruguay que comenzó a funcionar en un local pequeño arrendado en la entonces Avda. Agraciada entre Arequita y Marmarajá.
Luego el JardÃn se trasladó a una finca lindera y poco tiempo después era objeto de desalojo por su propietario, que proyectaba construir un núcleo de viviendas para alquilar.
Fuente: Revista RaÃces
LA ESTACIÓN DE FERROCARRIL
Mi no llegada a la ciudad de N tuvo lugar puntualmente.
Fuiste avisado con una carta no enviada.
Lograste no llegar a la hora prevista.
El tren llegó al andén número tres.
Bajó mucha gente.
Entre la muchedumbre se dirigió a la salida la ausencia de mi persona.
Varias mujeres me sustituyeron rápidamente en aquella prisa.
A una de ellas se acercó corriendo alguien desconocido para mà pero ella lo reconoció al instante.
Ambos intercambiaron un beso no nuestro, durante el cual se perdió no mi maleta.
La estación de la ciudad de N pasó bien el examen de la existencia objetiva.
La totalidad estaba en su lugar.
Los detalles se movÃan por las vÃas marcadas.
Tuvo lugar incluso la cita acordada.
Fuera del alcance de nuestra presencia.
En el paraÃso perdido de la posibilidad.
En otra parte.
En otra parte.
Como suenan estas palabras.”
Fuiste avisado con una carta no enviada.
Lograste no llegar a la hora prevista.
El tren llegó al andén número tres.
Bajó mucha gente.
Entre la muchedumbre se dirigió a la salida la ausencia de mi persona.
Varias mujeres me sustituyeron rápidamente en aquella prisa.
A una de ellas se acercó corriendo alguien desconocido para mà pero ella lo reconoció al instante.
Ambos intercambiaron un beso no nuestro, durante el cual se perdió no mi maleta.
La estación de la ciudad de N pasó bien el examen de la existencia objetiva.
La totalidad estaba en su lugar.
Los detalles se movÃan por las vÃas marcadas.
Tuvo lugar incluso la cita acordada.
Fuera del alcance de nuestra presencia.
En el paraÃso perdido de la posibilidad.
En otra parte.
En otra parte.
Como suenan estas palabras.”
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